faces II

Escrito por Deni - el

Domingo 7 de agosto de 2022, 07:27:

Viendo mis faces anteriores noto que es necesario establecer un régimen riguroso de fechado y datación de la escritura. Estas notas son mi mayor argumento contra el suicidio. Me quedé pensando en dos figuras que vi recientemente: Nick Cave y Andy Warhol. Lo que voy a comentar de Nick proviene de una película hermosa, de producción reciente “This much I know to be true”, donde en un momento reflexiona sobre el “meaning”. Apunta que pudo comenzar a ver el significado y la trascendentalidad de su existencia, la importancia radical de la vida, su sustancia. Es un dato esperanzador porque además puede verse en su expresión una honestidad y franqueza prístina. El otro caso es el de Andy, en la serie de Netflix basada en sus diarios, “The Andy Warhol Diaries”, donde en un momento de los primeros capítulos (la serie consta de seis episodios bastante extensos) se lo puede ver diciendo exactamente lo opuesto. El vacío de todo aquello y la falta de esa misma palabra: “meaning”. Ninguno de los dos logra fundar tanto una como la otra sensación, ambas provienen de un énfasis que un caso se manifiesta y en el otro está ausente. La falta de ese énfasis puede oírse también en la voz robótica con que la serie recrea la voz de Andy a partir de una Inteligencia Artificial. Su desencanto y su sintaxis están fraguados de igual manera. 

Nick tiene una página que menciona en la película, acá se puede acceder: The Red Hand Files - You can ask me anything. There will be no moderator. This will be between you and me. Let's see what happens. Much love, Nick : The Red Hand Files

En esa página se le puede hacer cualquier pregunta a Cave, que busca responder siempre en equilibrio con su poética. Algunas de sus respuestas son fascinantes, y creo que todo en “The Red Hand Files” gira alrededor de este mismo problema del meaning, una cuestión donde el énfasis resulta determinante.

Si, entonces, estamos supeditados tan solo al énfasis, quiero dejar, creyéndolo conveniente, tal vez casi como ofrendas, dos fragmentos que considero pueden aportar algo sobre estas arenas. Por un lado, una de las respuestas de Nick a uno de los incontables participantes de The Red Hand Files, que pueden oír narrada por su propia voz, tan cálida y cercana, en este recorte de YouTube (https://www.youtube.com/watch?v=d8PahzOyxnk) que transcribo a continuación en castellano.

Querido Billy:

La mayoría de las cartas que llegan a The Red Hand Files en todas sus muchas formas plantean esencialmente la misma pregunta, tu pregunta. ¿Cómo sobrellevar el hecho que, al parecer, no tengo control sobre mi vida?

Esta pregunta, frecuentemente está acompañada por sentimientos de traición, furia y resentimiento, de desesperanza.

La verdad es que todos vivimos nuestras vidas peligrosamente en un estado de riesgo, al borde de la calamidad. Descubriste que el velo que separa tu vida ordenada del caos, es sumamente delgado. Esta es la verdad ordinaria de la existencia, de la cual ninguno de nosotros está exento. Con el paso del tiempo descubrimos que no tenemos el control, nunca lo tuvimos, nunca lo tendremos, pero no carecemos de poder. Siempre tenemos la libertad de elegir cómo vamos a responder a lo que sea que la vida nos ofrezca. Podés colapsar y dejarte arrastrar, podés endurecerte alrededor de tu desgracia y volverte amargado... O podés moverte hacia la oportunidad que se te ofrece, que es el cambio y la renovación, la acción de moverte hacia lo que sigue es algo que siempre podrás hacer, Billy. 

Buscala y andá hacia ella, ese es el gran acto de insubordinación ante los caprichos de la vida, y a todos se nos permite hacerlo.

Con cariño, Nick.

A esta pieza de extraordinaria belleza me parece importante agregarle también una cita muy puntual de Spinoza, proveniente de la Ética (Parte Cuarta, Apéndice, Capítulo XXXII):

De todas maneras, la potencia humana es sumamente limitada, y la potencia de las causas exteriores la supera infinitamente. Por ello, no tenemos la potestad absoluta de amoldar según nuestra conveniencia las cosas exteriores a nosotros. Sin embargo, sobrellevaremos con serenidad los acontecimientos contrarios a las exigencias de la regla de nuestra utilidad, si somos conscientes de haber cumplido con nuestro deber, y de que nuestra potencia no ha sido lo bastante fuerte como para evitarlos, y de que somos una parte de la naturaleza total, cuyo orden seguimos. Si entendemos eso con claridad y distinción, aquella parte nuestra que se define por el conocimiento, es decir, nuestra mejor parte, se contentará por completo con ello, esforzándose por perseverar en ese contento. Pues en la medida en que conocemos, no podemos apetecer sino lo que es necesario, ni, en términos absolutos, podemos sentir contento si no es ante la verdad. De esta suerte, en la medida en que entendemos eso rectamente, el esfuerzo de lo que es en nosotros la mejor parte concuerda con el orden de la naturaleza entera.

Espero estas palabras resuenen en alguien tanto como en mí.